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Febrero, 2022

Dila

Deep Comply - By DeepIA

Hablar de moda hoy en día es tan amplio como hablar de comidas y es que el cambio de modelo económico global de la década de los 80’-90’, con la apertura de los mercados, sumado a las “exigencias del consumidor actual”, han hecho de la industria textil, una de las más contaminantes y explotadoras del mundo.

El daño medioambiental producido por la confección de prendas de vestir representa el 10% de las emisiones de carbono, posicionándose como la segunda industria más contaminante del planeta y eso no es todo, el fenómeno de la ropa rápida ha generado una sobreproducción y consumo excesivo de prendas de bajo costo, que se traduce en malas condiciones laborales y alrededor del 20% de la contaminación industrial del agua producto de los teñidos y materialidad de los tejidos.

¿Cómo solucionamos esto, entendiendo que estamos a contrarreloj en materia de cuidado del medio ambiente?

Se supone que los gobiernos han estado incentivando la implementación de políticas públicas que permitan cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, a través de sus respectivas agenda 2030. Sin embargo, esto conlleva un proceso largo que involucra “re enseñar” a las sociedades, entendiendo que las generaciones mayores son más reacias a cambiar sus hábitos de consumo.

La problemática a la que nos enfrentamos no es solo una cuestión de costumbres, sino más bien radica en que la innovación de la industria textil ha ido mucho más lento que el proceso de comercialización, trayendo como consecuencia efectos negativos en el ámbito medioambiental y laboral.

No obstante, estamos convencidos, que el objetivo se puede lograr sin seguir sacrificando los recursos, pero para ello se deben cumplir dos condiciones: que los gobiernos fomenten el cambio cultural en relación al consumo de ropa y, que las empresas fabricantes, realicen la transformación digital, en pos de automatizar procesos, alivianar las jornadas laborales y por sobre todo siendo más responsables con el medio ambiente. La clave para esto está en el uso de la Inteligencia Artificial.

A continuación, les dejamos 3 puntos fundamentales que promueven procesos de fabricación y comercialización más sostenibles:

1.- Lo primero es migrar la venta a lo digital. El comercio electrónico, cuyo boom, ha hecho explotar los negocios, tiene varias ventajas: tanto su costo como los tiempos de implementación son menores que al de una tienda física, así mismo la transaccionalidad online es mucho más sostenible, la trazabilidad y el inventario es gestionable desde cualquier lugar.

2.- Implementación de innovaciones tecnológicas. El mundo actual, nos presenta herramientas como la inteligencia artificial y la realidad aumentada que nos facilita la obtención de datos de nuestros consumidores, que son claves en este Metaverso en el que nos estamos adentrando. La IA nos permite identificar gustos y tendencias. Mediante muestras digitales o realidad aumentada se pueden crear maquetas 3D que nos evitan el prototipo físico que también es altamente contaminante, los softwares hoy son capaces de recrear texturas tan reales como si las estuviésemos tocando con nuestras propias manos. Y se puede implementar procesos de automatización que descompriman el quehacer de los trabajadores, realizando labores en horarios más humanos de trabajo.

3.- Encontrar el modelo de negocio sostenible. No basta con tecnologizarse, si no somos capaces de subirnos al carro de la economía circular, todo lo anterior pierde un poco el sentido. El consumidor actual es mucho más consciente y está mejor informado, gracias a la gran exposición de contenidos online, por lo que siempre está buscando a esas compañías, cuyo propósito es acorde a su identidad. El desafío acá se adiciona a la automatización, y lo que se espera, es que se busquen procesos de fabricación menos contaminantes, con reutilización de los recursos y más humanizados.

¡El cambio es posible!. Sólo nos falta ser más innovadores y atrevidos, dejar el statuo quo, en pos del uso de la tecnología y romper con la barrera del miedo a la modernidad. La automatización no es mala, al contrario ayuda a descomprimir el trabajo de las personas en pos de mejor calidad de vida y mejor capacidad creativa, de gestión y/o producción.

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